lunes, abril 08, 2013
The Cure en Argentina...(y ese extraño cosquilleo en el cuerpo)
Me siento raro, extremadamente ansioso por estos días. Con esa extraña mezcla que ha creado en mí un cóctel que conjuga emoción, adrenalina y una excitación adolescente en el cuerpo, el corazón y el alma como pocas veces me permito.
Uno a veces intenta tomar distancia de estos sentimientos surgidos y entonces aparece la pregunta inevitable: "Es para tanto?"
Y la respuesta siempre devendrá de la contextualización que se haga de algunas cuestiones.
Hay gente - por citar un acontecimiento reciente, triste y desgraciado - que ha visto como se desvanecían sus pertenencias en un abrir y cerrar de ojos, con las últimas malditas inundaciones.
Ni mencionar a los que han sufrido la pérdida de seres queridos o de esos mismos que han quedado en el camino.
Entonces ahí aparece el supuesto cuestionamiento que se manifiesta a manera de boicot por un lado y de realismo puro por otro.
Obviamente que hay cosas más importantes en la vida de un individuo - o debiera haberlas -, que las que se manifiestan producto de la concreción inminente de un recital de rock por el que uno ha esperado largos años (sí, 26 largos años!).
Más aún si el sujeto en cuestión está cercano a cumplir los 44 mayos, como es el caso de quien escribe.
Pero porqué no permitirse la experimentación de esas sensaciones que - por más grandilocuentes que parezcan - empiezan a asomar en uno como cuando era joven (más joven).
Intento no caer en redundancias, aunque no puedo evitar hacerlo cuando de estas cosas se trata.
Porque ya lo exterioricé en la vuelta de Soda en el 2007, cuando durante la noche anterior pensaba - mientras apoyaba la cabeza en mi almohada - ... “Mañana saldré de mi casa con la remera de la banda de mi vida y si al ir por la calle alguien me preguntara ‘adonde vas?’, la respuesta exultante y que cobraría hasta ribetes de ‘auto incredulidad‘ sería: ’A ver a Soda!’… La Puta! Qué lindo es estar Vivo Carajo!”.
Hoy casi 6 años después y con los mismos signos de inmadurez de aquel entonces (a veces creo que pedirme que crezca es una utopía), imagino escenarios similares, idénticos grados de estimulación y la misma y contundente respuesta de otrora.
Pero el viernes…el viernes el nombre de la Banda será otro: “’A ver a The Cure” diré intentando autoconvencerme que es cierto.
Y se me erizará la piel - como en aquellos días -, cuando se apaguen las luces del estadio y divise las siluetas de los Chicos Imaginarios sobre el escenario.
Y pensaré que es un sueño...
E "intentaré reírme de esto escondiendo las lagrimas de mis ojos, porque Los Hombres...
Los Hombres No Lloran".
PD: No es Sólo Música. Es parte del Soundtrack de tu vida lo que sucederá ese Día.
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