martes, marzo 23, 2010

Vincent.


Vincent Maloy, tiene 7 años. Es un niño amable pero algo huraño.                                    Es bueno, obediente y muy educado. Pero él quiere ser como Vincent Price, su ídolo sagrado.

No le importa vivir con su perro, su gato y su hermana, aunque preferiría compartir casa con murciélagos y arañas…                                                                                  Allí jugaría con los horrores que ha inventado y vagaría por los oscuros pasillos sólo y atormentado.

Cuando viene su tía Vincent parece un cielo, pero se imagina sumergiéndola en cera e hirviendo para su museo.                                                                                                         Hace experimentos con su perro Abercrombie, con el fin de crear un horrible zombie. Con ese espectro terrorífico para los hombres, buscaría sus víctimas por la niebla de Londres. 

Pero él no solo piensa en crímenes violentos, Vincent pinta y de vez en cuando lee cuentos. Mientras otros niños leen cuentos de acción, a Vincent es Edgar Allan Poe quien llama su atención. 

Una noche, cuando leía una historia horripilante, algo le hizo fallecer al instante. Con tamaño disgusto su vida quedó derrumbada, pues su bella esposa viva fue enterrada. Debía cerciorarse de que había muerto e intentando desenterrarla, destrozó las flores del huerto. Su madre lo envió a su cuarto como castigo, desterrado en sus sueños a la torre del olvido; sentenciado a pasar el resto de su vida con el retrato de su amada que fue enterrada viva.

Y mientras lloraba sumido en la desesperación, apareció su madre en la habitación. Le dijo “si quieres puedes salir a jugar, hace un día estupendo lo puedes aprovechar”.                          

Vincent trató de hablar pero no pudo. Los años de aislamiento lo volvieron casi mudo. Así que cogió su pluma y se puso a escribir: “Estoy poseído por esta casa, nunca volveré a salir”.                                                                                                                       Su madre le contestó: “Ni estás poseído ni estás medio muerto, este juego tuyo es sólo un invento. Eres Vincent Maloy, no eres Vincent Price!!! Y no es estás loco ni atormentado, caray! Tienes 7 años y eres mi hijo, vete a jugar con otros niños! Te lo exijo!”.

Y tras este toque de atención abandonó la habitación. Pero cuando Vincent trató de sobreponerse, las paredes empezaron a moverse, crujían, temblaban y su horrible locura la cima alcanzaba!                                                                                 Abercrombie, su terrible esclavo y su mujer lo llamaba desde el otro lado. De la tumba nacían sus ecos y de las paredes surgían manos de esqueletos.

Todas las desgracias que sus sueños atormentaban, entraron en su vida mientras él gritaba!!!Trató de escapar, de huir del horror, pero su mustio cuerpo se derrumbó por el dolor.


Y débilmente...casi sin voz, recitó “El Cuervo”, de Edgar Allan Poe…

 

“Y  MI ALMA, ESA SOMBRA QUE ALLÍ FLOTA FANTASMAL, NO SE ALZARÁ NUNCA MÁS..."


Vincent (cortometraje)



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